El ventanal by Lemony Snicket

El ventanal by Lemony Snicket

autor:Lemony Snicket [Snicket, Lemony]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Drama
editor: ePubLibre
publicado: 2000-01-01T05:00:00+00:00


Capítulo Nueve

El Servicio Postal de Estados Unidos tiene un lema. El lema es: «Ni la lluvia, ni el viento ni la nieve detendrán la entrega del correo». Esto significa que incluso cuando hace mal tiempo y el cartero quiere quedarse al abrigo de su casa y tomarse una buena taza de chocolate caliente, él o ella tiene que liarse la manta a la cabeza, salir y entregar tu correo. El Servicio Postal de los Estados Unidos no cree que una tormenta glacial deba interferir en los deberes de sus empleados.

Los Baudelaire se sintieron muy afligidos al averiguar que el ferry Veleidoso no iba a ser una opción. Violet, Klaus y Sunny habían bajado por la colina con muchas dificultades. La tormenta iba en aumento y los niños tenían la sensación de que el viento y la lluvia no deseaban otra cosa que agarrarlos y lanzarlos a las enfurecidas aguas del Lago Lacrimógeno. Violet y Sunny no habían tenido tiempo de coger sus abrigos al salir de la casa, y los tres niños se turnaron el abrigo de Klaus mientras caminaban penosamente por la carretera inundada. Pasaron un par de coches, y cada vez los Baudelaire corrieron a esconderse detrás de los arbustos llenos de barro, por si se trataba del Capitán Sham que acudía en su busca. Cuando finalmente llegaron al Muelle Damocles, los dientes les castañeteaban y tenían los pies tan fríos que casi no sentían los dedos. Ver CERRADO en la taquilla del ferry Veleidoso fue más de lo que podían soportar.

—Está cerrado —gritó Klaus, elevando desesperadamente la voz para hacerse oír por encima del huracán Herman—. ¿Y ahora cómo llegamos hasta la Cueva Sombría?

—Tendremos que esperar a que abra —contestó Violet.

—Pero no abrirá hasta que haya pasado la tormenta —señaló Klaus—, y para entonces el Capitán Sham nos habrá encontrado y se nos habrá llevado muy lejos de aquí. Tenemos que dar con Tía Josephine lo antes posible.

—No sé cómo vamos a poder hacerlo —dijo Violet temblando—. En el atlas pone que la cueva está al otro lado del lago, y no podemos nadar hasta allí con este tiempo.

—¡Acrto! —gritó Sunny, lo que significaba algo parecido a: «Y tampoco tenemos tiempo para rodear todo el lago andando».

—Tiene que haber otros barcos en este lago —dijo Klaus—, aparte del ferry. Lanchas motoras, o barcos de pesca, o…

Levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los de su hermana. Los tres huérfanos estaban pensando lo mismo.

—O barcos de vela —dijo Violet, acabando la frase por él—. El alquiler de barcos de vela del Capitán Sham. Dijo que estaba aquí en el Muelle Damocles.

Los Baudelaire, refugiados bajo el toldo de la taquilla, miraron hacia el extremo del desértico muelle, donde pudieron ver una verja metálica muy alta y con púas brillando en lo alto. Colgaba de la verja metálica un cartel con unas palabras que no pudieron leer, y junto al cartel había una barraca, casi invisible a causa de la lluvia, con una oscilante luz en la ventana. Los niños la miraron aterrorizados.



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